En el fondo este es el problema que tienen la UE y Grecia: encontrar una fórmula eficaz para ayudar a la modernización de este país. Pese a su dificultad, también es una gran oportunidad porque, si se diese con esa fórmula, se habría encontrado el modo de que los países ricos ayudasen a salir del hoyo a los más pobres. Ahora bien, ¿el problema es dar con esa fórmula o tener la voluntad política de aplicarla? Baste un ejemplo para que se me entienda: sacar a un país de la pobreza significa, entre otras cosas, ayudarle a crear empresas competitivas y capaces de exportar; empresas que luego acabarán compitiendo con las de tu país. ¿España estaría dispuesta a ayudar a Grecia a desarrollar una potente industria turística para que se fueran allí un montón de turistas, en vez de venir a nuestras playas, teniendo en cuenta que para nosotros esa industria aporta el 12% del PIB? Topamos una vez más con el dichoso nacionalismo y sus fronteras, porque mientras miremos a los griegos como extranjeros y distintos de nosotros será difícil que empleemos con ellos la misma clase de solidaridad que aplicamos con los nuestros.
El único problema que le veo es que no sé hasta qué punto Tsipras querrá ayudar a Grecia. Quiero decir: ya ha renunciado a su programa electoral para aceptar otro rescate. ¿Estaría también dispuesto a establecer medidas que fueran correctas a largo plazo, aunque ello erosionase el apoyo popular de que goza?
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