se trata de una violencia perpetrada principal pero no exclusivamente por Ansar al-Sharia en Túnez (AST), organización yihadista que, como consecuencia de sus actividades de proselitismo e incluso de provisión de servicios sociales, cuenta con un monto significativo de seguidores en algunas demarcaciones del país, donde igualmente es manifiesta la presencia de numerosas entidades salafistas. En la zona montañosas del centro del país fronterizas con Argelia se han establecido también miembros y células tanto de al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), a la que también han sido atribuidos algunos atentados en Túnez desde 2011 y que mantiene vínculos con AST, como asimismo de al-Morabitún e incluso de Okba Bin Nafa, una entidad alineada con el denominado Estado Islámico (EI). Salafistas en general y yihadistas en particular se han desenvuelto con facilidad en Túnez desde 2011, asentándose en numerosas mezquitas del país desde las que influyen sobre importantes segmentos de la juventud del país. Una amnistía general, decretada poco después de ser derrocado el presidente Zine el Abidine Ben Alí a inicios de ese año, permitió a muchos de los últimos salir de prisión. Fue sólo a mediados de 2013, tras el asesinato de dos importantes dirigentes de la oposición, cuando los líderes de la formación islamista Ennahda empezaron a distanciarse de AST, designaron a ésta como organización terrorista y decidieron a actuar en consecuencia. Mientras tanto, Túnez se convirtió en el país con población mayoritariamente musulmana donde la movilización yihadista relacionada con la actual situación en Siria e Irak ha alcanzado mayores cotas. Probablemente hasta 3.000 tunecinos
Tienen una gran tarea por delante.
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