Asegura López Aguilar que cree en la ley de violencia de género que él mismo promovió en el Gobierno de Zapatero. "La hice yo pero esta ley tiene un perfil arquetípico, una mujer maltratada que tiene miedo del varón mientras que mi supuesto tiene que ver con un divorcio que yo quería ver de un modo pacífico".
No violentaré la presunción de inocencia de López Aguilar hasta el día del juicio, pero hay una cierta justicia poética en el hecho de que uno de los principales impulsores de la ley haya sido víctima de sus más evidentes defectos: que en ella se presuma la culpabilidad del denunciado y que se vulnere un principio constitucional elemental, como la igualdad de todos (y todas) ante la ley. Víctima, pero no mucho. Él pidió la suspensión de militancia a su partido y el PSOE lo suspendió ayer mismo y envió al Grupo Socialista del Parlamento Europeo su decisión de que sea apartado del grupo para figurar entre los no adscritos. No entrega su acta de eurodiputado, porque su escaño es la garantía de su aforamiento, de que en todo caso será juzgado por el Tribunal Supremo y no por el juez natural, en uno de esos juzgados creados ad hoc para aplicar una ley inadecuada con criterios ideológicos por jueces altamente motivados. Y motivadas, claro.No procedieron tan rápido con Eguiguren.
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