lunes, 2 de marzo de 2015

El sadismo de DAESH no tiene límites

Una anciana madre fue a buscar a su hijo prisionero de DAESH. La sentaron y la ofrecieron de comer. Cuando terminó la mujer insistió en que quería ver a su hijo. Los del grupo terrorista le dijeron, riéndose de ella, que se lo habían dado a comer.

¿Alguien considera que personas (haciéndoles un gran favor) que hacen esto pueden reinsertarse en la sociedad?

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